Tener esperanza para…
Aunque trato de que lo que veo en la actualidad no me perturbe, me tomó desprevenido el mensaje en la camiseta de una mujer que pasó a mi lado en un centro de compras. Las letras resaltadas declaraban: «Solo los imbéciles tienen esperanza». Sin duda, ser iluso o crédulo puede tornarse insensato y peligroso. La frustración y el quebrantamiento pueden ser el resultado trágico de un optimismo infundado. Pero carecer de esperanza es una perspectiva triste y cínica de la vida.
Huesos fracturados
Hace años, jugaba como guardameta en un equipo de fútbol universitario. No puedo describir aquí cómo nos divertíamos, pero tuve que pagar un alto precio… hasta el día de hoy. Ser portero significa estar constantemente arriesgando el cuerpo para impedir que el otro equipo marque goles, lo cual suele generar lesiones. Durante una temporada, ¡me fracturé una pierna y varias costillas, me luxé un hombro y perdí el conocimiento! Ahora, en especial los días de frío, tengo dolorosos recuerdos de aquellos tiempos.
Ofrendas generosas
Cuando pastoreaba una pequeña iglesia, enfrentamos una crisis tremenda: si no terminábamos los arreglos necesarios para que el edificio cumpliera con los requisitos de seguridad, perderíamos el lugar donde nos congregábamos. Siguió un período desesperado de recolección de fondos para solventar esas ampliaciones, pero entre todo el dinero ofrendado, hubo un caso que captó la atención de los líderes.
Franqueza renovadora
Entre las muchas cosas que me encantan de mi mamá, quizá la más importante es su franqueza. Siempre que la llamo para pedirle su opinión sobre algo, me responde: «No me pidas mi opinión a menos que quieras oírla. No voy a tratar de imaginar qué deseas escuchar. Te diré lo que pienso realmente».
Una receta difícil
Para el cumpleaños de nuestro nieto, mi esposa horneó y decoró una galleta gigante con trocitos de chocolate para servir en la fiesta. Tomó su libro de recetas, reunió los ingredientes y empezó a llevar a cabo los sencillos pasos necesarios para hacerla. Siguió una simple receta y todo salió bien.
Fuego griego
El fuego griego era una solución química que se usó en las guerras del Imperio Bizantino contra sus enemigos. Según una fuente de Internet, se elaboró alrededor del 672 d.C., y tenía efectos devastadores; en especial, en las batallas marítimas, porque podía arder sobre el agua. ¿Qué era el fuego griego? Su composición sigue siendo un misterio. Era un arma militar tan valiosa que la fórmula se mantuvo en absoluto secreto… y se perdió con los avatares de la historia. En la actualidad, los investigadores continúan intentando repetir sin éxito esa antigua fórmula.
Actitud del corazón
Me encanta ver el talento y la pasión de los grandes atletas cuando lo dan todo al competir. Muestra que aman el deporte. Por el contrario, cuando una larga temporada está por terminar y un equipo ya no tiene oportunidad de jugar las finales o ganar el campeonato, a veces parece que los jugadores simplemente «juegan por jugar». Su falta de pasión puede decepcionar a los aficionados que pagan para ver un buen partido.
Papeleo
La palabra «papeleo» [traducción de red tape: cinta roja] describe la forma irritante en que la burocracia impide la concreción de los trámites. Inicialmente, se refería a la práctica común de sujetar los documentos oficiales con una cinta roja. A principios del siglo xix, el término se popularizó en los escritos del historiador escocés Thomas Carlyle, el cual se quejaba de la negligencia del gobierno. Después de la Guerra Civil en Estados Unidos, el problema del «papeleo» resurgió cuando los veteranos de guerra luchaban para recibir sus beneficios. Esta palabra denota frustración y decepción ante los agobiantes obstáculos para alcanzar las metas.
Escoge a tu Dios
Hace poco, vi una publicidad en la web sobre un juego basado en la mitología griega. Hablaba de ejércitos, dioses mitológicos, héroes y conquistas. Lo que me llamó la atención fue cómo empezar a jugarlo. Te inscribes por Internet, escoges tu dios y construyes tu imperio.
Ya establecido
Me encanta ver fútbol, y soy aficionado del Liverpool Football Club, de la liga inglesa. Cuando juegan los Reds, experimento una ansiedad tremenda. Como un gol o una mala jugada pueden cambiar el resultado del encuentro, estoy en tensión constante mientras miro. Esto forma parte del entorno que lleva a disfrutar de los juegos. No obstante, hace poco, vi la repetición de uno de los partidos del Liverpool y me sorprendí de cuánto más tranquilo estaba al mirarlo. ¿Por qué? Porque ya sabía el resultado y podía relajarme y disfrutar.